Es increíble pero casi ha pasado un año desde que publiqué
algo en este espacio, no hay algún motivo en específico para haberme alejado
tanto de aquí, supongo que solo no tenía nada que decir, aunque han pasado
muchísimas cosas interesantes, bueno, ya los iré actualizando de a poco.
Al momento de escribir esto me entristece ver que el motivo
por el que vuelvo es la muerte de un gran amigo mío, Juan Antonio Serrano. Sí,
un gran amigo, aunque las veces que nos vimos fueron contadas no necesitamos más
para conectarnos siempre y estar en el mismo canal como dice la canción de
Mortero.
Lo conocí hace muchos años, más de diez creo yo, por ese
entonces andábamos promocionando con mi banda Mamá Vudú, nuestro disco
Aeroclub, uno de los discos que más he disfrutado hacer y al que la gente lo
aprendió a querer con lo años. En fin, recuerdo que estábamos en Ambato y se
acercaba el cumpleaños del Diego Lara, amigo cercano a la banda durante todo
este tiempo.
Diego nos venía proponiendo hacer una tocada acústica en su
casa hace algún rato y bueno al fin accedimos. El íntimo concierto sería un
sábado y el día anterior, viernes, llegaba Juan Antonio de visita a la ciudad.
Nos vimos ese día, junto al Edgar y algunos amigos más y nos
emborrachámos como buenos ambateños que somos, conversamos de toda la vida y
nos caímos bien al instante, tan bien que nos fuimos hasta el domingo sin
parar. Recuerdo entre sueños ver llegar al Álvaro y al Mauricio de Quito para
ensayar todo el sábado un repertorio improvisado con el cual entretener al
reducido grupo de amigos que caerían a la casa del Diego. Sonó de todo, muchos
temas nuestros y muchos covers, por ahí algo de Radiohead, The Smiths, R.E.M. entre los que me acuerdo.
Estuvimos conectados y desconectados con el pasar de los
años, por ahí nos veo en la casa de sus padres en Cuenca, en el barrio El
Dorado de Quito, en mi casa, haciéndonos fotos en nuestro antiguo cuarto de ensayos, en la Feria
del Libro, en muchos lugares. Siempre alegres, planeando muchas cosas, muchos
proyectos.
La última vez que lo ví fue hace poco en El Pobre Diablo, conocido bar
de Quito, donde la Denisse, el Franz y yo armábamos una nueva tocada para
Mundos, mi nuevo proyecto musical. Conversamos un ratito nada más, nos reclamamos como siempre no vernos
más seguido y quedamos en intercambiar nuestros últimos libros. Nos los debemos
Juan!
El día que me enteré de su muerte no podia creerlo, hasta
ahora no puedo hacerlo. Me senté en la sala de mi casa, me serví un ron y me
puse a escuchar música, mucha música y muchos rones.
No sé como funciona la vida, como es la elección del que se
va y el que se queda, creo que es algo que nadie entiende, en todo caso sé que
no se necesita conocer a alguien de siempre para saber que es tu hermano, tu
broder, tu yunta. Eso es el Juan para mi.
Ahí nos vemos ñaño, aún tenemos muchos proyectos por hacer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario